Desde el inicio de la primavera y durante el verano se dieron temperaturas más elevadas que los promedios habituales. Además, hubieron heladas generalizadas en casi todas las regiones el 31 de octubre y el 1 de noviembre, que generaron daños importantes. Esto causó que los rendimientos fueran bajos, con pérdidas globales promedio del 30%-40%. En algunas partes la merma fue de más del 80 % y en otras, entre el 10 y el 20%, dependiendo de la zona, el varietal y la topografía de la finca principalmente. 

 

En los meses de enero febrero y marzo se sumaron a este panorama olas de calor no habituales, con muy pocas lluvias y con humedad relativa muy baja. La crisis hídrica en nuestros oasis sigue siendo grave y la disponibilidad de agua complicó los riegos, sobre todo, en zonas donde dependemos de agua superficial que fue sumamente escasa. Las plantas tuvieron que soportar estrés hídrico intenso, esto generó mayor disminución de rendimientos (se sumó a las perdidas por heladas) y provocó que en general el tamaño de los granos de uva resultara bastante pequeño. 

 

Juan Roby, Gerente de enología de la bodega explicó las claves del éxito de esta vendimia “Para lograr el provecho máximo de estas uvas, fue clave determinar el punto justo de cosecha: muchas muestras, mucho recorrer y mucho probar para poder tomar la decisión correcta de cuándo sería el mejor momento para cada zona, varietal y tipo de vino. De esta forma, decidimos adelantar los tiempos de recolección de las uvas, tanto para blancos como para tintos, y por esa misma razón, la sanidad de las uvas fue excelente. El trabajo arduo de nuestros agrónomos tuvo su premio.”

 

Finalmente, debido a todas las condiciones dadas, los vinos presentan muy buena concentración, excelente color y vibrantes aromas a fruta fresca, buena acidez natural, taninos firmes y estructura importante.

 

“Estoy sorprendido por los excelentes niveles de acidez y frescura a pesar de las altas temperaturas sufridas durante el verano.” comentó Pablo Ortega, enólogo de la bodega. Además, agregó estar satisfecho con la estructura tánica y color de vinos tintos, “Estamos convencidos que tendremos vinos excelentes y con mucho carácter”.

 

Drummond

Mermas de rendimientos cercano al 30%. Vinos con color y aromas muy intensos. 

Semillón orgánico: cosechado la primera semana de febrero. Esta variedad que es muy susceptible a podredumbre de racimo, en este año seco y cálido tuvimos inmejorable sanidad y madurez óptima, 

Malbec orgánico: empezamos cerca del 20 de febrero y terminamos 1 semana de marzo. Gran concentración, taninos finos, elegancia

 

Perdriel

Sectores con realidades muy distintas. Las zonas bajas tuvieron pérdidas casi totales. Los sectores más altos tuvieron mermas de entre 30 y 50%.

Excelente concentración. Equilibrio entre azúcar y la buena acidez natural.

 

Agrelo

Fueron bastante afectados y los rendimientos presentaron una merma de 70% u 80% , zonas altas cercano al 30%. Se destaca una excelente calidad en Malbec con buena concentración en color, aroma y textura de taninos

 

Gualtallary. 

Mermas moderadas, entre 10 y 20%. Fue una gran cosecha en equilibrio de azúcar-acidez-taninos.

El 7 de febrero arrancamos cosechando  el Chardonnay y después seguimos con los Pinot Noir para base de espumante. A continuación, fue el turno del Riesling y Sauvignon Blanc y antes de fin de febrero, estábamos cosechando el Pinot Noir para vino tranquilo. Todos con excelente acidez natural, frescura y aromas frutales intensos. 

Cuidamos en nuestros Pinot la extracción de taninos durante la elaboración para sólo tomar los taninos más elegantes y maduros.

Para el Malbec, comenzó la cosecha después del 7 de marzo y se extendió por 2 semanas, continuamos con los Cabernet Franc y finalmente el Cabernet Sauvignon. Creemos que en todos los casos vamos a obtener grandes vinos, de potente intensidad y concentración.